Dios diseñó acciones divinas que las puso en “una caja”. Es su voluntad.

Él desea que todas las cosas sean reunidas en Cristo. (Este es el plan divino).

Cuando me vacío de mi deseo, entonces É,l en mi voluntad, pone Sus deseos.

Lucas 1:38   Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.

El ángel la sorprende a María y le trae buenas noticias.

La voluntad de María era casarse y tener hijos.

La voluntad de Dios en la superficie no siempre es muy diferente a la nuestra.

La voluntad de Él es eterna. 

Cuando viene la voluntad de Dios a nuestra vida anula las restantes voluntades.

La voluntad de Dios es firme. El ángel no le preguntó a María si le gustaría llevar a Jesús en su vientre. Le dice lo que va a pasar.

María no dijo nada, no se opuso, no comenzó a  hablar de lo que iba a pasar si tenía un bebé en ese momento. Pero Él produce el querer como el hacer. 

El produce el querer y el hacer Su voluntad.

La voluntad de Dios con sus acciones divinas, no tiene traumas. 

Porque Él no las tiene. Viene con seguridad, no hay miedos.

Cuando recibimos la voluntad de Dios, entramos en la eternidad. Empezamos a caminar en un terreno seguro. 

¿Como sé que es de Dios y no mía? 

Estando en intimidad con Él.

Somos hijos de Dios, no empleados y conocemos los deseos del corazón del Padre.

Cuando lleguemos al punto de estar sentados con el Señor,  olvidarnos de nosotros y ocuparnos sólo de Él, todo cambia!

Si solo rendimos nuestra voluntad, Él hará la Suya en nuestra vida!

Juan 12:24-25  De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.  El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.

Si muero a mi vida natural soy uno con Él, no tengo que preocuparme por nada.

Cuando estamos con Él en intimidad y somos uno, Él examina nuestra vida. 

Ej: de la toalla blanca.

Él nos pone Su modelo y ahí “pierdo”, nos ilumina con su pureza y santidad.

Él nos da su Luz y nos limpia. 

Nuestro propio juicio no es correcto. 

2 Samuel 23:15-17  Y David dijo con vehemencia: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!  Entonces los tres valientes irrumpieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén que estaba junto a la puerta; y tomaron, y la trajeron a David; mas él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová, diciendo:  Lejos sea de mí, oh Jehová, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro de su vida? Y no quiso beberla. Los tres valientes hicieron esto.

David susurró un deseo y los valientes que estaban cerca de el, lo escucharon. 

David, figura de Cristo, tenía sed que más sean reunidos a Su alrededor. Es el deseo de Dios.

Cada vez que morimos, empezamos a vivir en resurrección y Él pone la valentía para llevar adelante Su voluntad. 

No es que Él trae los sufrimientos, pero debemos estar preparados para los sufrimientos. Si tengo que sufrir, no importa , vivo en resurrección y me das la valentía para vivir lo que sea, no voy  a renunciar a vos Señor. 

¡Pase lo que pase voy a trascender las circunstancias!

Significa no amarnos a nosotros mismos. Solo amar al Señor y dejar que Él haga todo! “Acá estoy preparado para todo! Me has dado Espíritu de resurrección y me has dado valentía!

¡Estás conmigo, no me dejas!

Cuando trasciendas, nada te alejará de Él. Viviremos en el Espíritu de resurrección. 

Él trabaja todos los días en nuestra fuerza natural. Mi fuerza es: “soy una buena persona, soy firme, en esto soy bueno ,etc”

Él la quiebra. 

Dejá de encargarte de lo tuyo. 

“¿Podés dejar de querer resolver y dejarlo en mis manos? Dame tu voluntad”, dice el Señor.

Él nos tiene. Somos de Él nadie nos va a arrebatar de su mano.