Me muevo al ritmo de Su luz. Cristo se está forjando en nosotros todos los días, de manera gradual. Nos está dando Su forma. ¡Él pone de Él en nosotros cada día! ¡Algo de Él se añade!
Algo de la vieja naturaleza se fue y algo de Cristo creció. “Señor forjate en mi”
Hay algunas áreas en donde Cristo no se ha forjado aún. Y decimos: “otra vez tomé una decisión sin consultarte, Uh otra vez reaccioné en la carne”…
Filipenses 3:12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.
Pablo decía “me falta” pero “prosigo”. Seguimos adelante porque no va a dejar la tarea sin terminar.
El Señor reside en nosotros. ¡Se mudó a nuestra vida! Hizo Su residencia en nosotros. Trajo todo lo de Él para que lo disfrutemos.
¡Él se forma en nosotros! Lo hace desde el interior trayendo luz y desde el exterior a través de circunstancias.
Desde el interior: yo recibo luz cuando veo algo de Cristo. Y Él trabaja en nuestras peculiaridades porque son velos que tenemos que no nos permiten ver la luz.
Los ritmos divinos, o nos apuramos o dejamos para después.
Apurarse es tratar de controlar y poseer y dejar para adelante es desobedecer la orden.
La creación tiene el ritmo de Dios. La ansiedad no te permite estar en ese ritmo sino en el propio. Hay que vivir en ese ritmo. Tengo que moverme al ritmo del Señor.
La luz que viene desde adentro a alumbrar, viene como vida. La luz viene a despojarnos de la muerte. Todos tenemos muerte. Cuando la luz irradia, mata toda la muerte que hay dentro nuestro.
Cuando nos enojamos ahora, no hay escalada… porque enseguida el Señor nos ilumina y mata esa muerte que tenemos dentro.
La luz se presenta como verdad también. Tenemos que salir de las mentiras del enemigo. El Señor ordena y trae la verdad a nuestra vida. El Señor quiere que renunciemos a las mentiras que nos acompañan. (Nuestros baales).
No nos metamos en el medio de una persona con Dios. El trato del es de Él. No podemos domesticar a Dios para que haga lo que queremos. Él tiene sus términos. Hay un plan. ¡¡¡No metas mano!!!
“Señor, mostrame si hay alguna mentira en la que me estoy moviendo”.
También Él se mueve por circunstancias. Nuestros fracasó y errores son porque andamos a oscuras.
Pero si nos equivocamos nuevamente es porque le dimos la espalda a Dios porque nos estamos moviendo en tinieblas, (haciendo la nuestra).
Cuando metemos mano en el asunto, metemos el alma…. ¡¡Dejemos que Dios haga!! ¡No tengas miedo del proceso que tu hijo está pasando! Cristo saldrá forjado en él. ¡Tú y tu casa serás salvo!
Isaías 6:13 Y si quedare aún en ella la décima parte, esta volverá a ser destruida; pero como el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la simiente santa.
¡Las circunstancias nos hablan del despojo! Nos despoja de nuestra vieja naturaleza para traernos algo de Cristo.
¡Él quiere ocupar todo el espacio, hay poda! ¡Algo se está forjando! ¡¡Parece perdida!! Pero algo maravilloso de Él se está forjando.
La pregunta en las circunstancias es: ¿qué de Cristo está creciendo en mí?
Tenemos un Cristo que se está moviendo de acuerdo con Su voluntad. ¡Sus pensamientos para nosotros son grandes!
Génesis 22:9-10 9 Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. 10 Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.
No hay ninguna emoción en el pasaje, son acciones. La emoción la ponemos nosotros al leer. Para Abraham este momento de tres días de camino, son los 100 años de vida con Dios. Estaba preparado, 100 años que le permitieron obedecer sin tener una emoción, sin preguntar. El Señor se había forjado durante 100 años.
Dios no te pide cosas locas sino de acuerdo con el tiempo que estés caminando con Él. Abraham ya sabía cómo Dios se movía.
No dudo del Señor, porque lo conozco. ¡Siempre me has puesto en lugar espacioso! Y hubo despojo y nos puso en un lugar amplio.
Él se muestra como es Él.
Siempre el diseño es bendición para Sus hijos.
Él es el verbo, Él es la acción. Nosotros sustantivos.
“Señor, dejo este asunto en tus manos. Me estoy rindiendo”.
Aunque parece que no hay vida, nacerá un retoño. Él está forjándose en cada uno.